Hay ciertos materiales que, a pesar de su poco volumen y peso, nos pueden salvar la vida a todos, y que por tanto, toda persona que practique deporte lejos de la civilización o en entornos hostiles que dificulten el rescate, debería llevar.
En este caso, vamos a centrarnos en el barranquismo o descenso de cañones, recalcando que algunos de estos elementos son muy necesarios ante cualquier accidente, debido a las condiciones del entorno donde lo practicamos (humedad, frío, lugar más bien sombrío, difícil acceso y escape, poca cobertura, etc.).
Todas las condiciones anteriormente descritas nos llevan a pensar… ¿Qué ocurriría si tengo un accidente y no puedo seguir avanzando por el cauce del barranco? ¿y si no hay cobertura para avisar al grupo de rescate? ¿y si cae la noche y tengo que pasarla ahí?
Y si, y si, y si…, hay cientos de situaciones en las que probablemente tengamos que estar esperando dentro del cauce de un barranco, puede que incluso sea acuático y estemos completamente mojados.
Todas estas condiciones nos llevan a una gran conocida en el mundo de la montaña, os presento a la famosa hipotermia.
La Real Academia Española de la lengua (RAE), define hipotermia como:
“Descenso de la temperatura del cuerpo por debajo de lo normal”
Podemos identificar el grado de hipotermia según la temperatura corporal y los síntomas que se presenten:
- Leve (33 °C – 35 °C): temblores, confusión mental y torpeza en los movimientos.
- Moderada (30 °C – 33 °C): se suman la desorientación, somnolencia y pérdida de memoria.
- Grave (< 33 °C): a todo lo anterior se añaden posibles síntomas como la pérdida de consciencia, dilatación de pupilas, bajada de tensión y latidos cardiacos muy débiles.
En términos prácticos, una bajada de temperatura de sólo 2 °C, puede entorpecer el habla y comenzar a dar somnolencia al afectado, y si sigue descendiendo, en pocos minutos puede perder la consciencia e incluso morir.
Por tanto, tenemos en primer lugar que prevenir y reducir al mínimo el riesgo de situaciones que puedan ocasionarnos largas esperas, y segundo, llevar el material adecuado para impedir que la temperatura siga bajando hasta desfallecer.
Vamos con la primera parte, prevención.
Prevención de la hipotermia en barrancos
Los principales aliados de la hipotermia son la humedad y el viento, factores que multiplican el efecto del frío sobre el cuerpo humano.
Por tanto, deberemos de llevar siempre prendas de ropa acorde a la actividad, que nos protejan de la humedad y del viento.
Para ello, debemos llevar un buen sistema de 3 o 4 capas de ropa, unas buenas botas impermeables, una capa externa cortavientos/impermeable, guantes, etc.
En caso de barrancos acuáticos, debemos llevar siempre un traje de neopreno completo con un grosor adecuado, de nuestra talla, y alguna prenda cortavientos para emergencias.
El tema de vestimenta para el descenso de los distintos tipos de barrancos se hablará más a fondo en otra entrada próxima del blog.
Figura 1. Mecanismos de pérdida de calor
Además, debemos de proteger las partes más expuestas como son la nariz, orejas, manos, pies y cabeza. Cabe destacar la importancia de proteger la cabeza, ya que es uno de los puntos por los que más temperatura pierde el ser humano.
Una de las cosas más importantes para prevenir la hipotermia es comer regularmente (aporte de calorías) e hidratarse. Esto último es muy importante, ya que, con frío y humedad, uno se olvida de beber agua, provocando una deshidratación inconsciente, que potencia la aparición de hipotermia.
Tampoco se recomienda la ingesta de alcohol ni el consumo de tabaco, ya que provocan una vasodilatación que aumenta el intercambio de temperatura con el medio externo y por tanto ayuda a la pérdida de la temperatura corporal en ambientes fríos.
Punto caliente, solución de fortuna
Definimos un punto caliente como un habitáculo que montamos para mantener unas condiciones térmicas de higiene y confort, que nos aíslen del medio y nos permitan pasar la noche o esperar ayuda en caso de emergencia.
Es en este punto donde necesitaremos de aquellos materiales que todos debemos llevar en nuestra mochila, materiales de fortuna para un punto caliente:
- Al menos 2 mantas térmicas.
- Velas de larga duración.
- Cinta americana, pinzas o cualquier elemento para unir y sellar las mantas.
- Cordinos o cuerdas de tender finas.
- Mechero o cerillas.
Figura 2. Manta térmica y sus usos
Existen métodos más avanzados y confortables para estos puntos calientes, pero es cierto que ocupan más volumen y son más pesados, por lo que no se utilizan normalmente en esta práctica deportiva (de manera regular), sino más bien cuando se prevea que se tiene que pasar una o varias noches para algún tipo de actividad.
Por ejemplo, habitáculos ya preparados con diferentes formas y cuerdas integradas, y otras fuentes de calor (geles de etanol, cocinillas de alcohol, parches de calor, etc.).
Figura 3. Habitáculos ya preparados
Retomando el punto que nos interesa, con estos materiales de fortuna tenemos que ser capaces de montar un punto caliente lo más eficientemente posible, para ello, podemos dividir el proceso en dos grandes pasos: encontrar el lugar idóneo, y el montaje correcto.
- Emplazamiento idóneo:
- Zona próxima al lugar del accidente.
- Zona lo más seca posible.
- Suelo más plano posible.
- Lejos de caídas de agua y piedra (bases de los rápeles y paredes descompuestas).
- Montaje eficiente:
- Ha de ser un habitáculo lo más cerrado posible para conservar el calor.
- Dejar un orificio para que el oxígeno se recicle.
- Crear un buen aislamiento térmico con el suelo (utilizar cuerdas, sacas, neoprenos, esterillas, plásticos…).
- Encender las fuentes de calor y procurar que no se mojen o apaguen.
Figura 4. Punto caliente con una manta térmica
Figura 5. Punto caliente más completo con varias mantas
En las ilustraciones anteriores podemos observar el uso de cuerdas para mantener la estructura del habitáculo, pinzas para sujetar las mantas a las cuerdas y/o unirlas entre ellas (aquí podremos utilizar también cinta americana, que además es muy útil para reparaciones de emergencia, inmovilizaciones en caso de accidente, etc.), y piedras para sujetar la base del habitáculo y evitar corrientes de aire.
Además, utilizaremos todo lo que tengamos en la mochila para aislar el cuerpo del frío del suelo, ya sea la cuerda puesta a modo de somier, la saca, otra manta térmica, plásticos, neoprenos, etc.
Hasta aquí el post sobre el punto caliente.
Espero que os haya gustado y que os sirva para reflexionar e incluir este material barato y de poco peso en vuestro bote estanco, con el fin de hacer este deporte un poco más seguro y consciente.